Muere Di Stéfano. La vieja está de luto

River Plate, Millonarios y Real Madrid fueron los equipos que maravillaron al mundo en los años cuarenta y cincuenta, no es casualidad, en sus filas estaba Alfredo Di Stéfano. En 1989 le fue concedido el ‘Súper Balón de Oro’ de France Football al mejor futbolista de todos los tiempos. Es el único jugador del mundo que lo tiene. A pesar de ser uno de los más grandes de la historia. El primero. El futbolista total. El omnipresente. El que revolucionó el fútbol. La Saeta Rubia nunca jugó un Mundial. Ni con Argentina ni con España.

El Real Madrid, cuando fichó a Di Stéfano en 1953, era un equipo secundario con dos ligas que llevaba 20 años sin ganarla y que sólo dos años antes estuvo a punto de bajar a Segunda. Cuando dejó el club once años después camino del Espanyol ya era el mejor equipo de España (10 ligas) y de Europa (5 títulos). Di Stéfano cambió no solo la perspectiva del Real Madrid, sino de todo el fútbol español y hasta del europeo.

Muchos no tuvimos la suerte de verlo y todas nuestras referencias son por lo que hemos leído en los periódicos, revistas y los libros dedicados a su trayectoria como jugador. Nos quedamos con la definición que hace Eduardo Galeano en ‘El fútbol a sol y sombra’:

Todo el campo de juego cabía en sus zapatos. La cancha nacía de sus pies, y de sus pies crecía. De arco a arco, Alfredo Di Stéfano corría y recorría la cancha: con la pelota, cambiando de frente, cambiando de ritmo, del trotecito cansino al ciclón imparable; sin la pelota, desmarcándose hacía los espacios vacíos y buscando aire cuando se atoraba el juego.

Nunca se estaba quieto. Hombre de cabeza alzada, veía toda la cancha y al galope la cruzaba abriendo brechas para lanzar el asalto. Él estaba en el principio, en el durante y en el final de las jugadas de gol, y hacía goles de todos los colores.”

Marcó más de 500 goles en toda su trayectoria profesional. Ganó ligas y copas en todos los clubes que jugó. Y un sin fin de reconocimientos individuales como jugador y una vez retirado. La pelota, la vieja, está de luto.